Manzanas de oro
Se ha dicho por siglos que las mujeres somos por naturaleza, comunicativas; si es que entendemos por esta palabra el hecho de comentar lo que nos ocurre, lo que pasa a nuestro alrededor, etc. Sin embargo, a pesar de esta aparente comunicación e intercambio de información constante, no se sabe con certeza qué es lo que quiere una mujer, qué decir de lo que piensa. ¿Por qué entonces, el mayor problema de una pareja está en la comunicación?
Es muy raro que un hombre recuerde cumpleaños, aniversarios, cualquier fecha importante; deberías preguntarle a una mujer que anota todo con lujo de detalle, día, hora, lugar, etc., quienes incluso guardamos hasta el boletito de la primera vez que fuimos al cine. Los hombres son más prácticos, me parece que viven al día y no le quitan tantas hojas a la margarita para saber si los queremos o no, a diferencia nuestra que bien podemos pasar una tarde en el café platicando y lanzando hipótesis sobre la fidelidad de nuestro novio sin llegar a ninguna conclusión oportuna, antes bien, entre las féminas sentadas a la mesa, alimentamos la desconfianza y apoyamos nuestras actitudes feministas de las que por ahora, no hablaré.
Leyendo Proverbios, me pareció encontrar la respuesta ante los problemas de comunicación en la pareja, y no se trata de quién habla más o quién habla menos, ni cómo lo dijo ni a quién se lo dijo. El detalle es cuándo lo decimos. "Manzana de oro, en marco de plata es la palabra dicha a tiempo." (Prov. 25:10) Si me preguntaran mi respuesta al cuándo decimos aquello que nos molesta, diría con certeza: jamás. Es difícil que como mujeres no atrevamos a decir que no nos gusta que no sean caballerosos, que vean a alguien más mientras van con nosotros, que no nos digan lo bien que nos vemos o intentamos ver después de habernos probado casi todo el guardarropas. Claro que no lo decimos verbalmente, pero con nuestros hechos, lo gritamos. Surgen entonces, las inminentes preguntas, ¿qué te pasa?, ¿en qué piensas? A lo que normalmente diremos: "nada". Adivinaste la palabra, ¿cierto?
La palabra dicha a tiempo sana conflictos y ayuda a la pareja a poder mejorar su comunicación, el consejo que dan a los matrimonios es no irse a la cama peleados, porque la palabra debe ser dicha a tiempo, de lo contrario, se oxida, se pudre entre tantos pensamientos negativos. Pero parece que preferimos protagonizar conflictos en los que sacamos a relucir algún detalle que nos incomodó hace un mes, o peor aún, la navidad pasada. No entiendo por qué nos han adjudicado el ser las más comunicativas, si claro está, distamos tanto de lograrlo.
Quisiera tener una manzana de oro, en marco de plata, cada vez que hablo. A lo mejor por eso, la pintura de Eva siempre sea con una manzana roja sobre su mano, que no anuncia otra cosa que no sea la falta de oportunidad en nuestro diario comunicar. ¿Cuándo hablarás tú? El cómo, llegará después.